Una explicación necesaria: ¿Qué es el branding?

30 de marzo de 2014 1 - Comentario

Como sabéis, el branding de las especialidades de Al Margen Comunicación, y ya nos habréis oído decir que el branding es mucho más que un logotipo; pero hoy queremos profundizar un poco más para acercaros mejor a este interesante trabajo.

Para empezar, vayamos a lo básico: el origen de la palabra “brand” (marca), de la que se deriva “branding” (literalmente, “acción de marcar” o “hacer marca”).

Según se cuenta, las marcas nacieron en Suecia en la Edad Media, cuando se comenzó a grabar con fuego y un símbolo forjado en hierro en la piel de las reses para diferenciarlas; una acción que los suecos denominaban “brandr”, palabra que se exportó a Inglaterra.

Así que podemos situar el origen del logotipo y de las marcas en este periodo. Pero lógicamente, como todo en la vida, el concepto de marca ha ido evolucionando con los tiempos y, a día de hoy, el branding no es sólo consiste en generar un símbolo diferenciador.

Actualmente, el branding es un concepto complejo, que engloba todos los procesos necesarios para vincular la estrategia de un negocio con la experiencia del consumidor. En otras palabras: conseguir que lo que somos/hacemos y lo que la gente cree que somos/hacemos sea lo más parecido posible.

Pero… ¿Cómo se consigue esto?

Paso 1: Conócete a ti mismo.

Puede parecer una obviedad y, bien pensado, lo es; pero en muchas ocasiones las empresas y emprendedores no se hacen una serie de preguntas que son absolutamente necesarias para autoconocerse: ¿Qué soy? ¿Cómo soy? ¿Qué me diferencia de los demás? (sé sincero al responder estas preguntas).

Sólo sabiendo qué es lo que nos diferencia, nos caracteriza y nos hace únicos podemos contárselo a los demás.

Paso 2: Conoce a los demás.

O lo que es lo mismo, observa y a analiza a tu público (potencial y real). No le hablas a tu madre igual que a tu jefe, ¿verdad? El cómo decimos las cosas depende a quién se las estamos contando: cómo son, cuáles son sus valores, qué les gusta, qué odian, qué relación nos une a ellos y un largo etcétera.

Por tanto, conocer a tu público es fundamental para poder lanzar un mensaje coherente y que sea entendido.

Paso 3: Desarrolla tu personalidad.

Aquí es cuando empieza el branding con todas sus letras. Construir una marca empieza por definir y desarrollar la personalidad de un producto, servicio o empresa.

Empecemos por lo básico: el nombre. Crear y/o elegir un nombre (el naming, del que os hablaremos pronto) parece sencillo pero no lo es tanto. El nombre debe expresar en uno o muy pocos términos tu identidad.

Y en un mundo cargado de imágenes, identidad visual (la identidad corporativa) es esencial para empezar a construir la personalidad de nuestra marca. Lo has adivinado, estamos hablando del logotipo, que supone una traducción icónica de los valores de la empresa (pronto os hablaremos también sobre esto de manera más extensa).

Si vamos más allá del logotipo, debemos pensar en las aplicaciones de éste a diferentes formatos que serán útiles para nuestro producto o servicio, según su naturaleza: papelería, packaging, email, identidad en redes sociales, sobres, cartelería, vestuario… Cualquier elemento puede hablar de nosotros.

Paso 4. Difunde el mensaje (y no pares).

Antes de comenzar, recuerda: Sé auténtico, honesto, coherente, consistente, diferente, original… sé tú mismo. La mentira tiene las patas cortas.
Ya que te has esmerado en definirte, encontrar tu diferencia, conocer a tu público y construir tu identidad visual; usa todo eso en beneficio de tu empresa. Recuerda que todo lo que hagas para comunicar tu mensaje o promocionar las actividades de tu empresa tiene que ir en consonancia con tu personalidad, si no, no tendrá sentido haber invertido tanto en esa fase.

Con esto no queremos decir que uses tu logotipo de manera insistente, sino que todo lo que hagas, ya sea hablar con un cliente, emitir un anuncio en televisión o publicar contenidos en tus perfiles de redes sociales; tiene que ser coherente con los principios que rigen tu marca.

Paso 5. Reinvéntate.

Los tiempos, las personas, las relaciones… todo cambia. Y ¿por qué no?, también tu marca puede cambiar. Ya sabes, renovarse o morir. Eso sí, si después de evaluar la situación decides dar un giro a la imagen que proyectas a tu público, no lo hagas de manera demasiado radical, no podemos borrar de un plumazo nuestro pasado.

Y recuerda siempre: Las marcas son como las personas, no importa tanto lo que dicen, sino lo que hacen.

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