El eslogan perfecto
Hoy os queremos hablar de una de las herramientas del marketing que muchas veces pasa desapercibida dentro del proceso creativo y que, sin embargo, es una de las más eficaces a la hora de llegar al consumidor: el eslogan perfecto.
Como curiosidad, empezamos contándoos que el origen de esta palabra no es inglés, sino que lo encontramos en el vocablo gaélico «sluagh-ghairm», que literalmente significa “grito de guerra”. El significado evolucionó con los años, hasta convertirse, en su acepción más habitual, en el grito de guerra de marcas a lo largo y ancho del mundo.
¿Cómo crear un slogan efectivo?
El eslogan está ligado al brand de la marca y de la compañía. Los mensajes publicitarios son decisivos en la batalla comercial entre marcas. Un eslogan publicitario efectivo debe:
- Comunicar en el mensaje los beneficios principales del producto o marca para el comprador o cliente potencial.
- Resaltar los valores diferenciales con el de otras firmas, dentro del marco legal.
- Tener un mensaje simple, conciso, tajante, directo y apropiado.
- Ser ingenioso.
- Crear una identidad diferencial con respecto al resto de marcas competidoras.
- Introducir un verbo que dé fuerza al mensaje que se quiere transmitir.
- Conseguir que el consumidor se sienta bien.
- Generar en el consumidor un sentimiento de deseo o una necesidad. Conseguir que el producto la satisface.
- Debe de ser difícil de olvidar, pregnante, que se adhiera a la memoria especialmente si se acompaña con instrumentos nemotécnicos como estribillos, ritmos, imágenes o secuencias de anuncios televisivos.
¿Cómo debe ser un buen eslogan?
El buen eslogan debe ser corto, original e impactante. Normalmente, se utilizan todos los recursos estilísticos al alcance del redactor: onomatopeya, aliteración, contraste, rima, etc. También son muy utilizados los juegos de palabras puesto que obligan a hacer un esfuerzo adicional al oyente que permite fijarlo mejor en su memoria. El espectador, además, los considera ingeniosos, por lo que no los rechaza de inmediato. El mayor éxito de un eslogan es que los consumidores lo repitan y lo incluyan en su día a día como ocurrió en España con el eslogan «El algodón no engaña» de la marca Tenn.
Normalmente, los eslóganes son producidos por escritores profesionales entre los que se encuentran algunos de literatura culta, incluso en determinadas ocasiones novelistas (por ejemplo, Vladimir Nabokov propuso algunos a un diario de la época).
Los eslóganes publicitarios están sujetos a controles éticos y a menudo se observan con reservas, si no con recelo, por las instituciones oficiales como la Advertising Standards Authority en el Reino Unido y la European Advertising Standards Alliance que se atribuye una responsabilidad sobre el bien público y cuya toma de decisiones se recoge en un Código de Publicidad.
7 Consejos prácticos para redactar tu eslogan
Un buen eslogan debe resumir en menos de 8 palabras la identificación del producto y los valores o beneficios que lo hacen especial.
Algunos consejos a la hora de redactar tu eslogan:
- Sé original. Igual que tu marca.
- Usa palabras concretas, evita abstracciones.
- Incluye verbos o imperativos, harán tu eslogan más dinámico.
- Crea una frase susceptible de ser incluida en las conversaciones cotidianas.
- Usa palabras con pocas sílabas, son más fáciles de recordar.
- Haz que tu eslogan sea fácil de pronunciar.
- Relaciónalo con los valores de tu marca.
Y de la teoría a la práctica, os dejamos algunos ejemplos de eslóganes que, habiendo utilizado las premisas que acabamos de citar, han tenido un gran éxito:
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